LA CENICIENTA
En un pequeño país rodeado de bosques y jardines había un castillo en el que Cenicienta vivía muy contenta con su papá.
Un día, el papá de Cenicienta se casó de nuevo y llegaron al castillo la madrastra y sus hijas. La madrastra obligaba a Cenicienta a trabajar todo el día.
Tanto lloraba y tan cansada estaba, que por las mañanas no podía levantarse. Sus amigos los pájaros venían a despertarla.
Cuando llegó al castillo una invitación del rey para ir al baile del palacio la madrastra le dijo: - “Tú no irás al baile”.
Cenicienta empezó a llorar y en ese momento apareció su hada madrina que, con su varita mágica, convirtió sus ropas en un hermoso vestido.
Después, el hada madrina transformó una calabaza y unos ratones en una maravillosa carroza tirada por dos caballos blancos.
Cenicienta ya podía ir al baile pero debería regresar antes de que sonaran las doce campanadas, porque “a las doce la magia desaparecerá”.
El príncipe y Cenicienta bailaron juntos hasta que el reloj de palacio comenzó a dar las doce campanadas.
Cenicienta al oír las campanadas bajó las escaleras a toda velocidad y en su huida perdió uno de sus preciosos zapatos de cristal.
Un criado del príncipe buscó a Cenicienta por todo el país, probando el zapato perdido a todas las jóvenes. Hasta que encontró a Cenicienta que le quedaba el zapato muy bien.
El príncipe se casó con ella y fueron muy, muy felices viviendo en el palacio.
Y COLORÍN, COLORADO…
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