GARBANCITO
Había una vez un niño tan pequeño, tan pequeño que su mamá en lugar de cogerlo con las manos lo hacía con los dedos, y es que era tan pequeño como un garbanzo. Por eso le llamaban Garbancito.
Un día, su mamá le mandó a la tienda a comprar galletas, llevando la moneda en la cabeza y cantando para que la gente no le pisara:
“Pachín, pachín, pachín
mucho cuidado con lo que hacéis,
Pachín, pachín, pachín
a Garbancito no piséis”.
Cuando llegó a la tienda dijo: -¡Eh, señor tendero, quiero comprar galletas!.
Y el tendero, sin ver a Garbancito por ninguna parte, cogió la moneda y en su lugar puso las galletas.
Otro día, Garbancito se fue al campo con su papá. De repente, se puso a llover y Garbancito se metió debajo de una col para no mojarse. Una vaca que pasaba por allí que estaba comiendo coles se comió la col y también a Garbancito de un solo bocado.
Sus papás le buscaban y gritaban: -Garbancito, ¿dónde estás?; Garbancito, ¿dónde estás?. Y Garbancito contestaba: -Estoy aquí, en la barriga del buey que se mueve, donde no truena ni llueve.
Entonces los papás le hicieron muchas cosquillas a la vaca hasta que hizo ¡Atchiss! y salió Garbancito por la boca.
Y para celebrarlo se dieron un abrazo muy fuerte y comieron galletas.
Y COLORÍN, COLORADO…
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